RETO TOKIO CAPITULO 19 - EL SUPER SAYAYIN LEGENDARIO (Dragon Ball Z opening)


 El aire del amanecer estaba impregnado del aroma de los pinos y la humedad de la tierra cuando Rey Potro y Goku avanzaban por el bosque. Las sombras de los árboles se alargaban y entrelazaban, creando un tapiz de luz y oscuridad en el suelo cubierto de hojas crujientes. El silencio del bosque parecía más denso, como si la naturaleza misma estuviera conteniendo el aliento. Cada paso resonaba con un eco de antiguas leyendas, como si el bosque mismo reconociera la magnitud del poder que estaba a punto de despertarse.

Goku caminaba con pasos ligeros, sus ojos escudriñando el entorno con naturalidad, mientras Rey Potro lo seguía, aun intentando procesar todo lo que había aprendido sobre las Bolas de Dragón y el misterioso torneo de artes marciales. El saiyajin parecía moverse como si fuera parte del bosque, su respiración sincronizada con el murmullo de las hojas y el crujido de las ramas. Cada paso resonaba en la mente de Rey Potro, lleno de preguntas y dudas sobre su potencial.

— ¿Siempre entrenas solo? —preguntó Rey Potro, rompiendo el silencio.

—A veces —respondió Goku, encogiéndose de hombros—. Pero entrenar con alguien más te empuja a ir más allá de tus límites. Y creo que tú tienes un gran potencial. —Hizo una pausa y sonrió—. Pero el potencial sin disciplina es como un dragón dormido: poderoso pero inactivo.

Rey Potro sintió una mezcla de orgullo y escepticismo. Miró sus manos, marcadas por las cicatrices de tantas aventuras, y suspiró.

—No sé. No soy tan fuerte como tú. Ni siquiera sé cómo manejar esa energía de la que hablas.

Goku rio, deteniéndose junto a un claro bañado por el sol.

—La fuerza no lo es todo. Se trata de controlar tu energía, tu espíritu. —Le dio unas palmadas en el hombro—. Ven, te enseñaré lo básico. Pero debes confiar en ti mismo.

Se colocaron en el centro del claro. Goku adoptó una postura firme, cerró los ojos y respiró profundamente.

—Cierra los ojos —indicó—. Siente el suelo bajo tus pies, el aire a tu alrededor. Deja que la energía fluya desde tu interior.

Rey Potro obedeció, concentrándose. Al principio solo sintió el latido de su corazón y la brisa acariciando su rostro, pero poco a poco percibió algo más: una especie de corriente cálida que parecía nacer de su pecho y extenderse hacia sus extremidades. Era una sensación similar a la que había experimentado en momentos de peligro, pero ahora era más consciente y controlada. Las hojas parecían vibrar a su alrededor, como si respondieran a su energía latente.

— ¡Eso es! —Exclamó Goku—. Ahora canaliza esa fuerza en tus músculos. Imagina que es un río que fluye desde tu interior hacia el exterior.

Rey Potro tensó su cuerpo y, de repente, sintió cómo su fuerza aumentaba. Sus músculos parecían más resistentes, su energía más intensa. Sus piernas se afirmaron en el suelo y su visión se agudizó. El bosque, antes una amalgama de sombras y luz, se volvió nítido y vibrante.

— ¡Increíble! —dijo sorprendido—. Me siento mucho más fuerte. Es como si el bosque entero me impulsara.

—Exacto —afirmó Goku—. Estás usando tu poder interno, sin depender del ki externo. Eso te hace más resistente y rápido. Tu energía no se siente como la mía, pero es poderosa a su manera. Eres como un río que no necesita una presa para retener su fuerza: fluye libre y salvaje.

Siguieron entrenando durante horas. Rey Potro aprendió a canalizar su fuerza, a sentir cómo su energía natural se potenciaba con cada respiración. Goku le enseñó técnicas de combate, posturas y movimientos que aprovechaban su poder recién descubierto. Practicaron en terrenos irregulares, saltando sobre rocas y esquivando ramas caídas. El sol ya se ponía cuando Goku propuso una última prueba.

—Vamos a pelear —dijo—. Dame todo lo que tengas. Sin miedo ni dudas.

Rey Potro asintió y se lanzó al ataque. Sus golpes eran rápidos, pero Goku los bloqueaba con facilidad. El saiyajin contraatacó, obligando a Rey Potro a retroceder. Cada impacto hacía temblar el suelo y los árboles cercanos se estremecían con cada choque. Las aves escaparon en bandadas al sentir la intensidad de la batalla.

De repente, Goku saltó hacia atrás y elevó su energía. Una ráfaga de aire lo rodeó y su cabello se tornó dorado. El bosque entero pareció vibrar con su poder. Rey Potro quedó paralizado al ver esa transformación, pero lo que más lo sorprendió fue lo que ocurrió después: su propio cuerpo reaccionó. Una fuerza desconocida brotó de su interior, su cabello se erizó y una luz dorada lo envolvió. Su respiración se volvió más profunda, sus sentidos se agudizaron y su fuerza se multiplicó.



— ¿Qué... qué me pasa? —preguntó, mirando sus manos envueltas en un aura dorada que chisporroteaba con intensidad. La tierra bajo sus pies parecía repelerlo ligeramente, como si su energía lo impulsara a elevarse.

Goku sonrió, orgulloso.

— ¡Te has convertido en un Super Saiyan, Rey Potro! —exclamó—. ¡Lo lograste sin siquiera saber cómo!

Rey Potro jadeó, abrumado por la energía que lo recorría. Sentía su fuerza elevada a un nivel que jamás habría imaginado, pero también una cierta ligereza en su mente. Cada músculo de su cuerpo parecía vibrar con poder.

—Pero... yo no hice nada. Solo reaccioné.

—Lo hiciste al liberar tu verdadera determinación —explicó Goku—. Esta forma aparece cuando tu espíritu supera sus límites. Es una expresión de tu poder interior. Aunque no uses el ki como yo, tu energía y tu fuerza han alcanzado un nuevo nivel. Has liberado la esencia de tu potencial sin siquiera proponértelo.

Rey Potro cerró los ojos, intentando asimilar lo que acababa de ocurrir. No entendía del todo esa transformación, pero sabía que acababa de cruzar un umbral importante. No sentía un aura de energía como la de Goku, pero su fuerza había crecido exponencialmente. Podía sentir cada hoja caer, cada raíz bajo la tierra.

— ¿Y ahora qué? —preguntó.

—Ahora —respondió Goku, señalando el horizonte—, vamos a encontrar ese torneo. Pero antes... vamos a seguir entrenando. Porque esto es solo el principio.

Con una sonrisa compartida y la energía dorada aun chisporroteando a su alrededor, ambos guerreros se adentraron más en el bosque, listos para descubrir hasta dónde podían llegar. Las hojas caían a su alrededor, testigos de un poder que acababa de despertar y que cambiaría el destino de Rey Potro para siempre.



Comentarios